
Volvo decidió que ya fue suficiente con el S90 en Estados Unidos. El sedán fabricado en China, dejará de venderse en ese país próximamente, en medio de una guerra comercial que no hace más que escalar. ¿La razón? Es la que ya conocemos, los absurdamente altos aranceles que el gobierno de Trump impuso, tan solo esta semana metió un impuesto del 125% a productos chinos, y eso hizo que importar el S90 ya no tenga ningún sentido.
La marca sueca, propiedad de Geely, está tomando medidas rápidas: menos incentivos para los concesionarios y más enfoque en producir localmente y por localmente me tefiero a hacerlo en Estados Unidos, especialmente en su planta de Carolina del Sur.
¿Y ahora qué sigue?
Lo lógico es cancelar los pedidos del S90 para 2025. Que, a decir verdad, tampoco se va a extrañar, pues en 2024 solo se vendieron 1,364 unidades.
Con esto, Volvo se despide del mercado de sedanes en EEUU, que de por sí ya está en picada. El año pasado también sacaron de circulación al S60, otro sedán que fabricaban cerca de Charleston.
La apuesta ahora está clara con los XC90, XC60 y XC40, estos crossovers seguirán vendiéndose y se puede incentivar su crecimiento, y el nuevo EX30, también hecho en China, comenzará a fabricarse en Bélgica este año. Mientras tanto, la planta de Ridgeville se prepara para aumentar la producción del EX90 y, quizás, sumar otro modelo, tal vez sea el XC90.
Volvo ajusta su estrategia para sobrevivir en este juego de tensiones políticas y económicas. Si eso implica fabricar más autos en Estados Unidos y olvidarse de los sedanes, la marca dejó en claro que está dispuesta a hacerlo. Lo importante es mantenerse en movimiento, sorteando el caprichoso juego de aranceles, cosa que al parecer Volvo tienen bastante claro.