El lanzamiento en Brasil de la renovación de los Chevrolet Onix y Prisma incluyó un recorrido de 400 km a bordo de ambos modelos en versión LTZ con ambas versiones de transmisión. ¿Consiguieron los cambios realizados a la dupla hatchback / sedán sumar una mayor percepción de calidad?
Por dentro, la impresión de espacio amplio continúa siendo un aspecto destacado de estos modelos. Es fácil encontrar una posición de manejo correcta y la ergonomía de los Onix y Prisma es casi siempre buena, aunque una rara excepción es el comando de los espejos eléctricos que no se alcanza con la espalda apoyada en el respaldo.
¿Consiguieron los cambios realizados a la dupla hatchback / sedán sumar una mayor percepción de calidad?
Saliendo del estacionamiento, la nueva dirección eléctrica marca una importante diferencia en confort. A medida que se gana velocidad se percibe que los ajustes en la transmisión y el motor le dan un desempeño más ágil a ambos modelos, ahora las recuperaciones son más vigorosas y es más fácil sobrepasar a otros vehículos.
A bordo es difícil notar diferencias dinámicas entre el hatchback y el sedán, ambos se comportan de manera bastante correcta y equilibrada, tanto en rectas como en curvas. En los tramos revirados de ruta los nuevos ajustes de la suspensión hacen su aporte a la estabilidad, mientras que la dirección eléctrica brinda mayor interacción que el sistema hidráulico saliente.
En resumen, la sumatoria de las diversas novedades en los renovados Chevrolet Onix y Prisma generaron resultados positivos. Sin duda, uno de las mayores virtudes que tiene esta dupla se encuentra en un rediseño en el cual ambos salieron favorecidos y adoptaron los lineamientos generales de la marca, como así también en la inlcusión de herramientas de conectividad, un salto tecnológico que será muy bien recibido por las generaciones mas jóvenes.