La escalada bélica en el mundo de los hot hatch ha evolucionado tanto que, hoy 200 CV son prácticamente la base de una versión deportiva. El Megane III RS (RenaultSport) ofrece 50 caballos más, y lo más importante es la manera en que los hace cabalgar algo que hoy comprobamos en la pista.
Antes de analizar puntualmente al nuevo diablo francés, hay que recordar que la marca tiene una rica tradición de deportivos con los míticos Gordini, R5 Turbo y Clio Williams; 10 campeonatos de F1 con sus motores y una victoria en Le Mans, entre tantos. Más cerca en el tiempo, posee la gama RenaultSport que actualmente ofrece versiones picantes de los nuevos Twingo, Clio y Megane, ensamblados especialmente en la planta de Palencia, España.
El auto que vemos en las fotos parte de la carrocería 3 puertas a la que suma detalles deportivos como el frontal con sección negra y labio aerodinámico que recuerda a un Fórmula 1. En los laterales aparecen guardabarros ensanchados, con salida de aire detrás de los delanteros, y en la zaga ofrece escape central, extractor de aire en el paragolpes y alerón en el techo. Rematan las llantas de 18” en aleación cuyo tono oscuro remata con las imponentes mordazas de freno rojas firmadas por Brembo.
Puertas adentro vemos más o menos el mismo Megane III de cinco puertas o su hermano sedán, Fluence. Las primeras diferencias son la falta de las puertas posteriores, el techo vidriado y algunos decorados. Otros detalles RS son el tacómetro con fondo amarillo, color deportivo de la marca que se repite en las costuras, como la del volante, o el los cinturones de seguridad.
La verdadera esencia RenaultSport se manifiesta en el juego de butacas delanteras de competición. Apenas calzado el cuerpo en la profundidad de su abrazo se comienza a experimentar el cosquilleo de la adrenalina. El Megane RS que vendrá al país pertenece a la variante Cup, la más “purasangre” que además suma suspensión rebajada y más dura, diferencial delantero de desplazamiento limitado y el R.S. Dynamic Management, un ESP tri-modo, normal, más permisivo con el desplazamiento de las ruedas y apagado.
Lo primero que sucede después de apretar el botón de encendido y deleitarse con el ronquido del motor es que se apaga al primer intento por ponerse en marcha. Esto es obra de un embrague corto, ideal en el resto de las vueltas por el circuito. Ofreciendo 340 Nm a 3.000 giros, apenas la aguja del tacómetro se acerca a ese número sale catapultado hacia el horizonte. Lo más interesante de este 2.0L 16V con variadores de válvulas es su elasticidad con el 80% del torque a 1.900 rpm, por lo que el circuito se puede recorrer prácticamente sin bajar de 3° y casi sin llegar a utilizar la 6°, aún en la recta principal donde el velocímetro alcanzó los 180 km/h.
A la hora de frenar es tan taxativo como cuando acelera, recto, estable y sobre todo, en menos espacio del calculado. Luego de pararse sobre el pedal central, encara las curvas con franqueza, mínimo rolido y niveles de agarre tan altos, que aún en el autódromo una persona con sentido de conservación rara vez encontrará sus límites. Lo más importante es su habilidad para perdonar errores, ya sea pasándose en la entrada de un viraje o ingresando aún con el freno apretado que “sustenta” el tren posterior.
El nuevo Megane III RS llega a Argentina acompañado por una propuesta especial, solo 16 concesionarios lo comercializarán con un área especialmente diferenciada con el estilo RS de la marca. Su garantía será de 3 años y el precio de u$s 49.000. Esto es salado para un auto que se disfrutará prácticamente los fines de semana, ya que intuyo que su suspensión debe ser muy rígida para la vida cotidiana. Sin embargo, no está destinado a ser el auto de todos los días sino el juguete rabioso de alguien con otras ruedas para el día a día. Si es así, puedo garantizar que tendrá la diversión garantizada. Y todo lo demás queda en segundo plano.